lunes, 3 de octubre de 2011

Sentir

¿Qué es el paso por esta vida sin los agridulces del gusto por el otro, sin los matices, los claroscuros, los colores que de la paleta del corazón se desprenden al sentir? ¿Sentimos o pensamos que sentimos, pensamos lo que sentimos? ¿Es que a caso construimos los sentimientos con el conjunto de significados lingüísticos y las construcciones sociales, las estructuras axiológicas, el imaginario colectivo, las herencias culturales que recibimos y configuramos por medio del lenguaje?

Varios de mis lectores encontrarán aquí una vieja versión de múltiples debates sostenidos luego de una amable noche de tragos, de fiesta, de disertación conjunta, de intentos dialógicos. Verán pues que sigo en el mismo hoyo y miren que me doy cuenta del peligro de mis dudas hacia las subjetividad e intersubjetividad. Posición por demás infructífera que en lugar de explicaciones, he argüido, me instala en un ámbito de justificación.

Justificación al terror de permitirme sentir (o pensar en sentir) los estruendos vehementes del corazón. Aún con la más nítida de las (conceptuadas) felicidades, o bien con el más amargo y profundo de los dolores. En fin que seguir el juego de las dualidades no es muy útil ahora para intentar esclarecer lo que por ahora no quiero esclarecer. No quiero debatir acá ni ahora sobre una posible explicación ontológica de los sentimientos. (Ya se, pueden reclamarme el uso de palabras o conceptos de gran peso epistémico, en un tono tan ligero y un espacio tan alejado del rigor de la academia).

Quiero decir lo que siento, aunque creo que es necesario antes que decir, sentir. Y yo he sentido. He palpado con el desorden magnético inmerso en la piel, las pericias de la inquieta mirada cuando por el resquicio cristalino de las pupilas y todas y cada una de las terminaciones nerviosas que conforman la vista humana, y vayas usted a saber qué tanto ocurra en el cerebro, cerebelo, y cualquier conjunto de órganos y reacciones químicas y fisiológicas de las que un científico pueda dar explicación cuando a uno, sencillamente, le entra por los ojos  la imagen de un otro, que por razones ahí sí extrañas y desconocidas, le genera atracción.

Seguro que habrá muchos tipos de atracción, la que a mi más me entusiasma y la que me tiene escribiendo ahora mismo, es aquella que precisamente, va más allá de un gusto por el físico. Atracción por el ser mismo, el ser en su conjunto. No sólo es el gusto por unos ojos grandes, por unas lindas y extensas pestañas, pupilas de colores miles, extensiones de verdes prados en su interior; es la mirada, la luz, la vida misma contenida en ella. No es un cuerpo de proporciones exquisitamente distribuidas, es el andar de este, es su silueta atrapada en las sombras del día, con el más fino delineado. No es sólo una linda y perfectamente desordenada cabellera, es el sueño del desliz de los dedos sobre ella. No es solo el aroma, es la cercanía en la que este penetra el espacio, las fibras sensibles del gusto, es el vuelco del corazón mismo, la tiranía con la que las fronteras de la piel reprimen el primer impulso del arrojo sin límites.

Es ahí donde las ideas, el pensamiento se vuelven útiles. Uno puede no tener acceso a la realidad tangible del contacto directo entre un par de manos, entre un par de labios y una mejilla, entre dos pechos palpitantes y y un par de brazos inquietos, pero sí puede uno volar. Es entonces cuando uno duda de si el lenguaje, el pensamiento pueden conformar realidades. Ha logrado el lector, alguna vez, hacer vibrar hasta la más ínfima fibra de su ser, al imaginar un beso. Un beso que sólo puede existir en la mente, una caricia que idealizada hasta la utopía logre remover dunas enteras, remolinos de sensaciones, tormentas de pequeños y finos granos de arena alimentando el deseo y la pasión.

Qué difícil intentar aprehender con el lenguaje cada una de las sensaciones, las reacciones, los efectos que ese gusto puede evocar. Hasta ahora, me mantengo en acuerdo contigo, querido Gato. Ya debatiremos muy pronto y con mucho gusto, sobre el verbo SENTIR...   

1 comentario: